Iniciando...

(diecinuevedeoctubre)

Hay veces que siento que te respiro, siento como si te colaras a cada espacio de mi cuerpo...

Despierto. El aroma inmediato es el de nuestros cuerpos. "No puedo abrir los ojos", pero imagino el tuyo desnudo. Me voy acostumbrando a la luz y miro y acaricio tu espalda, caliente, perfecta. Te giras, y hundo mi cara en tu cuello. Te respiro, y respiro esa paz que invade desde que llegaste, desde antes. Tocas mi cara, devuelvo el gesto, y la recámara se inunda de palabras de amor, de secretos revelados, de suspiros porque nos amamos. Nuestras manos siguen su camino. Bajan por los hombros y se van adaptando a nuestra temperatura. Se sienten calientes. Vivas. El vientre se vuelve un punto para detenerse y magrear cada espacio de piel. Siguen y se detienen. Justo. Justas.

Nos miramos, y nuestros ojos se pierden. Nos escuchamos, y nuestros oídos graban el sonido. Es el amor, es el deseo, la pasión, el sexo, las palabras, el acto, la continuación. Y soy dichosa.

Ahora que no estás a mi lado, pero que sigo sintiendo tus manos por todo mi ser, me detengo, cierro los ojos y regreso a ese espacio que guarda y resguarda cada movimiento, cada abrazo, cada beso, cada minuto, los días... los días... nuestros.

... y lo negro de tus ojos se adentra en mí, y me marca, me seduce, me acaricia, me enamora.

(veintedeti)