Cuando nació la idea de hacer un blog tenía, según yo, muchas cosas por escribir. Incluso, puse en una carpeta textos que pudieran servir para que mis cuatro lectores -como dice Catón- pudieran conocer poco de mí.
Nada de eso ha pasado. Muchas veces abro el blog, y nada, vuelvo a guardar el borrador. Resultado: los textos siguen guardados, los leo yo, ja.
Hay veces que, mientras estoy haciendo cualquier cosa, pienso ¡Ah! Esto lo voy a poner en mi blog. Otra vez, nada.
Espero no abortar esta ocasión.
Me gusta leerme.
A veces podemos pensar que nuestras ideas, las que sean, de nada servirían a los demás. Pero no es cierto.
A veces podemos pensar que nuestras ideas, las que sean, de nada servirían a los demás. Pero no es cierto.